La característica fundamental de la cultura griega es el concepto de la libertad del hombre. Esta idea de la libertad ha llegado a nosotros juntamente con otros aspectos culturales griegos, y queda patente en el deseo del hombre actual de dirigir su propio destino y de participar en el gobierno de los pueblos. Podemos encontrar este concepto griego de la libertad en las formas de gobierno: la polis y la democracia.
LA POLIS. El centro político de cada uno de los pequeños Estados griegos era la polis, o ciudad, y cada comarca-estado tenía un gobierno, un ejército y un sistema económico propios. Las polis más importantes fueron: Atenas, que gobernaba la comarca del Atica, y Esparta, en Laconia.
Frecuentemente las polis griegas luchaban entre sí, pero a principios del siglo V a. de C. todos los griegos se unieron para luchar contra los persas, que habían constituido un gran imperio en Asia y habían invadido Grecia. Los persas fueron vencidos, y este triunfo dio una gran importancia a Atenas, cuya marina había contribuido en gran manera a derrotar a los persas.
LA DEMOCRACIA ATENIENSE. En un principio, Atenas, como las demás polis griegas, había tenido un gobierno monárquico y el Estado era dominado por los nobles, que eran los dueños de las tierras. Pero cuando los atenienses empezaron a desarrollar su expansión marítima, adquirieron importancia los artesanos -que fabricaban los objetos- y los comerciantes -que los vendían-. Partiendo de la idea de la libertad e igualdad de los hombres, los ciudadanos atenienses empezaron a intervenir en el gobierno. Así surgió la democracia (gobierno del pueblo).
Aunque esta forma de gobierno se fue formando lentamente, se puede considerar como creador de la democracia a Clístenes, un atenienese de fines del siglo VI a. de C. La democracia partía de la base de que los ciudadanos de Atenas debían gobernarse a sí mismos y, por tanto, tenían todos derecho al voto y a ser elegidos para los cargos del gobierno.
Ahora bien, no todos los habitantes del Atica eran cosiderados ciudadanos. Sólo eran ciudadanos los nacidos en el Atica de padre y madre atenienses. Así, aunque la población del Atica se acercaba al medio millón, sólo unos 30.000 eran ciudadanos con todos los derechos (150.000 contando a sus mujeres y sus hijos). Más numerosos, pero sin derechos políticos, eran los metecos, o extranjeros (unos 70.000) y los esclavos (200.000).
Los ciudadanos eran los dueños de las tierras, y todos tenían los mismos derechos, sin diferencias de pobres y ricos. Mientras unos cultivaban los campos, otros se dedicaban a la artesanía y al comercio, actividades en las que también intervenían los metecos. Todos los ciudadanos se reunían en una asamblea general, denominada Ecclesia, en la cual se votaban las leyes y se elegían los magistrados.
Los magistrados eran los funcionarios que desempeñaban la función pública durante un año. Los más importantes eran los estrategas y los arcontes. Los diez estrategas dirigían el ejército y la marina. Los arcontes, que también eran diez, se ocupaban de presidir las ceremonias religiosas y algunos tribunales.
La máxima autoridad de Atenas la poseía la Bulé, o Consejo de los Quinientos, constituido por 500 ciudadanos elegidos a suerte por un año. La Bulé redactaba las leyes, controlaba a los magistrados y dirigía los asuntos públicos.
EL SIGLO DE PERICLES. Una vez terminada la guerra contra los persas, Atenas inicia su época de mayor esplendor: posee un imperio comercial a través de numerosas colonias en el Mediterráneo; las obras de sus artesanos son muy aprecias; su organización democrática funciona con perfección; sus escritorees y artistas son magníficos y la ciudad se cubre de bellos monumentos. A estos años, que corresponden a la segunda mitad del siglo V a. de C., se les conoce con el nombre de siglo de Pericles, quien dirigió la política ateniense durante varios años.
Hay que entender esto bien. Pericles, que pertenecía a una noble familia ateninese, no era jefe ni gobernante de Atenas; en realidad, no era más que uno de los diez estrategas, pero fue elegido durante quince años consecutivos. Sus dotes políticas, su facilidad de palabra y su extraordinario prestigio hacían que todas sus opiniones fueran tenidas en cuenta por los demás magistrados y por la Ecclesia, y por ello podemos decir que dirigía la política ateniense.
Durante la época de Pericles, Atenas, por su poderío económico y comercial, dirigía la política de todas las polis griegas. Sin dominarlas, como Pericles en Atenas, Atenas gobernaba en Grecia.
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